viernes, 7 de junio de 2019

Crónica de mi primer triatlón: Ironman de Lanzarote


25 de Mayo de 2019. Día de mi primer triatlón: Ironman de Lanzarote, dicen que el más duro del mundo.

Despertador a las 4:57 (tengo la manía de poner el despertador siempre en una hora que acabe en 7). Participar en pruebas de ultradistancia tiene momentos muy duros, uno de ellos es desayunar tan temprano y sin hambre, me cuesta muchísimo tragar y me provoco, pero…es lo que hay. Medio plátano, un cuarto de sándwich y Spordej de Overstims. ¡Nos vamos a la salida! 

Me pongo el neopreno con más cuidado que si fuera de cristal de Murano (la última vez que me lo puse rompí la cremallera) y dejo la bolsa de calle en el guardarropa. Primer error de novato, entrego la bolsa…y tengo las cholas puestas. ¿Qué hago con ellas ahora? Las llevo a la bolsa de la bici y ahí se quedan. Seguidamente me meto en el agua para ir adaptándome al medio. ¿Qué coj… hago en el agua a las 6:40 de la mañana? Me pregunto.

De ahí a mi cajón empezando por los del principio: “Atletas PRO”, aquí no voy yo.  “Atletas de la Asociación de nosequé”, tampoco. “Menos de 60min”, jajaja. “Menos de 70 min”, chacho que empecé a nadar antes de ayer. “Menos de 80min”, uff no me atrevo. “Menos de 90 min”, bueno…estaré ahí ahí…miro para atrás y no hay nadie más, pues ese es mi sitio, el último.

Nada de animación, nada de música, casi 2000 personas en neopreono por delante de mí. ¿Me agobiaré mucho? ¿Qué hago aquí? Noto el estómago flojo…ufff.

Salimos, entro al agua y a nadar. Pues mira, sí, hay tirones, algún codazo, varios agarrones involuntarios en los pies que te desestabilizan y te hacen perder el ritmo…pero me lo esperaba mucho más apocalíptico, la verdad. Intento situarme y ver por dónde voy…y no me cuadra el plano con la realidad. Además, noto como me entra mucha agua por la espalda. Pienso que el arreglo del neopreno no sirvió. "La cremallera cedió y claro…cuando salga del agua en la primera vuelta me van a ver eso roto y no me van a dejar seguir y me excluirán…tanto trabajo para nada…". Y cuando salgo de la primera vuelta pues no, todo está en su sitio perfectamente sellado. La segunda vuelta es algo más tranquila y la disfruto bastante, algo de corriente en el extremo más alejado donde casi no avanzas pero que luego se vuelve favorable y te hace ir como un tiro.

Salgo del agua, joder… ¡Salí del agua! En hora y media y tras 4km 200 metros según el GPS. Ya está, tantos meses de agobio y de preparación para lo desconocido…y prueba superada. Qué alivio, lo hice. Pero no hay tiempo de celebrar nada, queda todo por hacer. Me tomo la transición con mucha mucha calma. Muy poquitas bicis ya en el box, mejor, así no me desconsuelo porque “agüita” con las avionetas que tienen los colegas. Crema solar como si estuviéramos a 20 kilómetros del sol y me enfundo mi culote y maillot, que yo no tengo tritraje de esos. Me subo a  la Cannondale tranquilamente para ir adaptándome al nuevo medio… y a pedalear.
Roman, eres un artista sacando fotos.


Empiezo muy tranquilo…y noto que algo no va bien. El estómago me está dando bastante la lata y voy incómodo. Los primeros 25 kilómetros me los paso entretenido buscando un baño portátil, como no aparece ninguno encuentro un sitio discretito y tras “visitarlo” sigo bastante más aliviado. Pueden pasar dos cosas: Que este problema siga y por tanto me tenga que retirar por deshidratación o que se corte y quede en anécdota. Aunque soy un novato en triatlón creo que algo de experiencia sí que tengo en ultra distancia, así que saco del bolsito un omeprazol y problema resuelto. “El animal conoce”.
Agarrando los acoples "para hacerme el chulo"

El resto del sector ciclismo es un largo y precioso paseo por toda Lanzarote de esquina a esquina. Al principio nublado, hasta caen unas pequeñas gotitas e incluso llego a pasar frio.  A medida que se abre el día va llegando el solajero. Y eso sí, invariablemente viento, mucho, y no sé por qué pero casi constantemente en contra. La zona de Timanfaya es un espectáculo, la subida al Mirador del Río una maravilla, la de Los Helechos, durísma. Pero me lo paso genial en todo el camino, tanto que las 8 horas que estoy sobre la bici (tiempo bastante mediocre, sí, pero yo a dos ruedas soy lo que soy y además mi querida y maravillosa bici es una escaladora que posiblemente de los 2000 aparatos tecnológicamente evolucionados de forma sublime que allí habían estuviera entre las 50 “peores”). Ya casi al final un golpe de viento casi me lleva al suelo, aquí no te puedes relajar ni un segundo. Veo varios compañeros apartados en orillas de carreteras, bicicletas rotas…e incluso algunos en camilla inmovilizados. No es agradable. Este sector es peligroso en algunos descensos y también conlleva factores que no puedes controlar, como las averías mecánicas. Yo por si acaso extremo precauciones en los últimos kilómetros y voy -aún más- despacio. Y así acabó el paseo en bici.
Verano Azul

Segunda transición, esta es algo más rápida, me pongo mi gorra Buff de la UTMB, camiseta Salomon y mi pantalón Raidlight (como ven outfit muy muy triatleta no llevé) y a correr.

Ahora si, tras prácticamente estrenarme en natación y ciclismo en un evento, estoy en mi terreno. El circuito consta de una vuelta larga hasta casi Arrecife (21km) y dos vueltas que serían la mitad de la primera aproximadamente para completar los 42Km. La primera se me pasa bastante rápido, voy conociendo el recorrido y lo disfruto, la zona del aeropuerto pese a ser la más lejana tiene el encanto de ver pasar a los aviones justo encima de ti. La media maratón sale por debajo de las dos horas, a ver si en la segunda aguanto el ritmo. Segunda vuelta al circuito, primera de las cortas. Voy algo cascado, pero bien, no dejo de adelantar a compañeros durante los 42kilómetros. Ultima vuelta, 10 kilómetros y se acaba todo. Me digo que tengo que correr todo el circuito, que no puedo pararme a caminar, y así lo hago.
Ese señor ahí sin tritraje...

Esto va llegando a su fin, alcanzo el cartel del kilómetro 40 (publicación que ves por primera ocasión cuando solo llevas corriendo 2 y te hunde en la miseria) y empiezo a rememorar todo elcamino recorrido hasta llegar a este momento: Las horas de entreno, los madrugones, las vueltas al tontódromo o por Ayagaures en bici, las piscinas hechas…trabajito hecho, objetivo cumplido. Valió la pena.

Y así entré en meta, emocionado y feliz por ver que soy capaz de salir de la línea de confort, de hacer cosas diferentes, de sobrevolar la incertimdubre y llegar a disfrutarla. Valioso aprendizaje para la vida, esta no fue fácil, pues tuve que rascar segundos para entrenar de cada momento. ¿Un embarazo, dos trabajos (eventos como speaker aparte) y la apertura de otra tienda son compatibles con preparar un Ironman? Pues parece que sí, pero…¡Mas nuuuunca!
Resultados.
¿Y ahora? Sigue estando todo por hacer. Una Transgrancanaria 360, otro Ironman pero para ir a por tiempo, seguir conociendo mundo participando en eventos, travesías, campeonatos de natación, disfrutar los entrenos con amigos…pero sobre todo, lo más importante, trasladar lo que aprendo en el deporte a los negocios y a la vida diaria. No obstante todo ello tendrá que esperar unos años, pues ahora me toca la ultra más importante de mi vida. 😉
Ya está el cuadro completo. 
Gracias por leerme si has llegado hasta aquí, y por supuesto gracias a todos los que se preocuparon por mí y siguieron esta aventura. ¡Cuando encendí el móvil tenía casi 1000 wasaps! Gracias a todos.

Gracias a Javi Cardaba y Claudio Matos por compartir experiencia juntos y ayudarme, a Pedro Guillama por su ayuda, a Vero por el vídeo de arriba y los ánimos, a Gonzalo Mantecón y Eli Sánchez por ser mis mentores en triatlón. Gracias infinitas a mi mecánico, acompañante, autor de las fotos que ilustran esta crónica y amigo Román por venirse conmigo, sin el esto hubiese sido un calvaaaario. Gracias a mi súper entrenador Abel y Runhabitat por volver a llevarme a una nueva meta y estar siempre pendientes. Gracias a mi súper entrandora de piscina Cecilia por confiar en mí y convertir en tiempo récord a este plomo limpiafondos en algo parecido a un nadador y por transmitirme esa pasión por la natación. Gracias a eso, ahora, uno de los mejores momentos del día, es el estado “zen” en el que me encuentro cuando salgo de la piscina. Y a mi pareja Sara por las muchas ausencias para entrenar, solucionarme a última hora el asunto del neopreno movilizando media isla y ayudarme en todo y más para poder cumplir el reto.  Y gracias a ti también, Axel, porque me diste fuerza para llegar a la meta, tenía que hacerlo porque me hacía mucha ilusión contártelo dentro de unos años. 

Gracias, de corazón.


Datos Técnicos:

Prueba: Ironman de Lanzarote. 25 de mayo de 2019.

Kilómetros: 226. 3,8 natación - 180 ciclismo - 42 carrera.

Tiempo: 14h19m50s.

Posición: 968. 155 grupo de edad. 894 genero. 1363 finishers. (1650 inscritos)

Ganadores: Frederik Van Lierde (8h51m16s) y Nikki Barlett (9h59m10s)

Clasificaciones

Material utilizado:
Natación: Neopreno Orca S7. Gafas Speedo.
Ciclismo: Bicicleta Cannondale Synapse. Casco Spiuk, Zapatillas Luck, Culote Assos. Calcetines Maldita buena suerte. 
Carrera: Zapatillas: Brooks Ghost 11. Textil: Camiseta Salomon, Pantalon Raidlight, Calcetines Stance, gorra Buff.
Reloj: Garmin Forerunner 935.
Nutrición: Geles 226ERS, Pastillas de sal 226ERS, Hydrazero 226ers. H5 energy Source, Barrita Amelix Overstims. 

domingo, 2 de junio de 2019

Crónica del Ironman del Lanzarote (parte I)

Vamos a darle un orden cronológico al asunto:

Septiembre:
Tras completar la UTMB necesitaba un reto diferente, algo que me sacara de la zona de confort, que me exigiera nuevas dinámicas y formas de prepararme. El reto de hacer un Ironman siempre me había rondado…y el momento había llegado.
Octubre:
Descanso activo.
Noviembre: 
Me apunto en la piscina, cuando le digo a mi futura entrenadora que quiero hacer el Ironman me comenta que muy bien, que hay tiempo, año y medio debería ser suficiente. Le digo que no…que no estoy pensando en 2020. “Dos años, mejor”. No no, YA, en Mayo. Me dice que es muy complicado, que debo ser muy estricto y nadar prácticamente todos los días. Mi respuesta es: OK, vamos a ello. Hasta bien entrado el año no da un duro por mi.
La primera prueba consiste en tirarme al mar y estar 10 minutos “en lo hondo”, a ver si me impresiona. No es mi medio…pero paso la prueba.
Tras eso a nadar en piscina, soy un Minardi en mitad de los Ferraris y Mercedes, no aguanto una piscina entera nadando, me asfixio, me agobio, no se respirar…soy un plomo limpiafondos.
No se ir acoplado. Por cierto busco una cabra económica. Por si sabes de alguna.
Diciembre:
La cosa no mejora mucho en la piscina, a la que voy todos los días a las 7am, que de 9 a 21 trabajo. A veces nado y salgo a correr, pero voy muy mareado, tanto es así que en una de estas me de doy un golpe bastante fuerte. Además hago mi primer km en marea…en 38minutazos. Casi que hasta me emociono. Seguimos.
Privado estrenando neopreno en El Pajar. Mira que hice metros ahí...hasta con una manta raya me encontré un día, que miedo tu.
Enero: 
El muchachito nuevo de la piscina va cogiendo algo de práctica y ya no es tan lento ni tan limpiafondos, pero aun está lejos de pasar el corte del Ironman en natación. 
Febrero: 
Poco a poco voy haciendo más y más metros. La distancia empieza a no ser tanto problema, pero cada vez que salgo del agua lo hago bastante mareado y mi orientación en el líquido elemento es nula.
Cara que se te queda tras una tirada larga de 30Km a 4:35 el km.
Marzo: 
Sigo mejorando, empiezo a ver que es posible…y me inscribo a la prueba. Me tomo más en serio el resto de modalidades (correr y bici) porque hasta entonces estaba centrado casi exclusivamente en nadar. Ahí me doy cuenta que el triatleta es como un malabarista, debes tener las “bolas” de la natación, bici y carrera en el aire, pues si se te cae una…se fastidió la función. No será fácil.
Abril: 
Test de medio Ironman pasado. Seguimos. A estas alturas me preocupa agobiarme en el agua entre tanta gente. Nunca me he enfrentado a eso…y no se como lo voy a gestionar. Me inquieta mucho. También me intranquiliza el sector ciclismo, nunca he hecho 180 kilómetros en bici, y además aquí influye el apartado mecánico. ¿Y si se rompe? Además no le he dedicado el tiempo suficiente. Muy pocas tiradas largas. No dispuse de ese tiempo y a lo mejor el sector me lo hace pagar. Y también me preocupa la carrera. Tengo una lesión crónica y a saber como se portarán los talones. Por si fuera poco, como es mi “fuerte” –o eso se supone- la he dejado de lado, igual pago el exceso de confianza en el sector. 
Hice una travesía y todo. Me gustó.
Mayo: 
Llegó el mes. Y lo hace con inconvenientes. Una semana antes el transporte que tenía previsto para la bici se viene abajo, rompo el neopreno y los talones siguen doliendo. 
Esto es, problemas en los tres sectores.
24 de Mayo:

Día antes. Llego a Lanzarote, posiblemente el último de los inscritos en pisar la isla de los volcanes (y probablemente el primero en irse porque el domingo a las 7am ya estaba en el aeropuerto). No hay tiempo de adaptarse…ni de descansar. Recojo el dorsal –me quedo alucionado con el complejo que tienen montado en La Santa-, paso el checkin más perdido que un pulpo en un garaje, dejo la bici y las bolsas de la transición…y a dormir.
25 de Mayo: 
Llegó el día. Pero te lo explico en otra entrada, para que no sea muy largo.
¡Hasta entonces!

martes, 19 de marzo de 2019

Sintiendo el #CalorHerreño [Crónica Maratón del Meridiano]


Me apunté a la maratón del meridiano para poder mantener la forma durante la navidad, ya que es una época en la que suelo trabajar una media de 12 horas al día y si no me obligo a entrenar…me pongo “guuuurdu” como una vaca.
¡Las Sabinas! Foto de Racephotos.

Aun así, vi que no llegaba y me pasé a la distancia corta, pero bueno, tampoco es plan de ir a El Hierro para correr una horita y ya está, así que finalmente y tras tanto cambio, inscrito en la distancia de 27 kilómetros.
La carrera sale desde Sabinosa para subir a Malpaso y finalizar en La Frontera. El Hierro es mi isla favorita, por lo que iba muy predispuesto a pasarlo bien y disfrutar de sus lujosos senderos.
Tras la habitual rutina herreña (compra de queso rallado en la cooperativa de ganaderos -los dejamos sin existencias-, elegir las quesadillas, disfrutar de una pizza y un heladito de Parchita en El Pomodoro y demás), a descansar y a la salida.
Son “sólo” 27 kilómetros, pero la verdad es que no me siento nada preparado para hacer la distancia con garantías. Empezamos subiendo, dura cuesta hasta Cres donde no voy cómodo y me adelantan corredores de mi modalidad y de la superior, que ya vienen con 15 kilómetros en los pies.


Senderos que molan. Foto de Racephotos.
A partir de aquí ya mi motor diésel empieza a funcionar y el asunto cambia. Ahora voy bien, corro en las cuestas y estoy cómodo. Pasamos por la Ermita de Los Reyes y seguimos subiendo. Entrenando por allí el pasado verano vi un caballo sin sombra y sin agua en un terreno que se bebió mi softlask entero, dudé de avisar al Seprona por las condiciones en las que se encontraba, porque el amigo me dejó muy mal cuerpo. Lo busco a mi paso por su “casa” … y no lo veo. No sé si eso es bueno o malo. En Malpaso, la cima de la isla, hace un fresquete curioso. A partir de aquí llegamos a mi querido sendero de La Llanía, posiblemente el más bonito que se pueda recorrer en Canarias y dudo que los existan mucho más impresionantes en todo el mundo. Mi reloj por aquí ya marca 27 km, que son los que debería marcar en meta. Claro, voy con el modo ultra track que nunca quité tras UTMB y marca lo que le parece. Precioso y disfrutadísimo descenso hasta Tigaday y ya estamos en meta. Al final puesto 40 de 289 participantes, carrera de menos a más, llegué al meta muy fresco…y con la sensación de haber podido con la distancia maratón. ¿Lo mejor? Que así la tengo pendiente para otra visita a El Hierro.
Y eso fue lo que dio de sí la carrera, evento muy recomendable que convierte a la, para mí, isla más especial de Canarias en una fiesta en la que se vuelcan todos los vecinos. Muchas gracias por tanto #CalorHerreño. ¡Hasta la próxima!
¡Meta! Foto de Racephotos.
Datos Técnicos:

Prueba: Maratón del Meridiano. (Distancia 27Km)

Kilómetros: 27

Tiempo: 3:32"47

Posición: 40 general. 23 senior m. 389 finishers. 
  
Ganadores: Javier Sosa (2:25"45) y Ana Cristina Portillo (3:14"43).

Clasificaciones
http://toptime.es/resultados/meridiano/individual.html
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